En memoria de Mercè Conesa: Un tributo al legado de una voz incansable en la lucha por la libertad y la justicia para la comunidad trans.

En memoria de Mercè Conesa: Un tributo al legado de una voz incansable en la lucha por la libertad y la justicia para la comunidad trans.

  1. • La periodista, de 55 años, formó parte de la redacción de EL PERIÓDICO desde 1982
  2. • Entusiasta y rigurosa, supo ganarse el respeto de las oenegés y los colectivos en lucha
Mercè Conesa, en un homenaje en el Col.legi de Periodistes, el pasado diciembre. Foto: ALBERT BERTRAN
Mercè Conesa, en un homenaje en el Col.legi de Periodistes, el pasado diciembre. Foto: ALBERT BERTRAN
EL PERIÓDICO
BARCELONA

Mercè Conesa, periodista de esta casa, falleció ayer a los 55 años a causa de una larga enfermedad que soportó con valor y entereza. Mercè dejó una profunda huella en la redacción de EL PERIÓDICO, de la que formó parte desde 1982, cuando se encargó de la sección de tribunales. Como profesional de la información, destacó por su integridad y la firmeza de sus convicciones. Supo además desempeñar su trabajo con entusiasmo, dedicación y cercanía con las personas, a las que nunca consideró como meras fuentes periodísticas, sino como seres humanos a quienes debía respeto y apoyo.
El último artículo que publicó Mercè en la sección de Sociedad de este diario, en noviembre del 2007, antes de que el cáncer limitara su actividad, trataba del consumo mundial de agua embotellada, una tendencia en auge en los países ricos. Mercè aprovechaba para recordar que peligran los recursos acuíferos y para denunciar el despilfarro en el uso de botellas de agua de PET (polietileno tereftalato).

CURTIDA EN LOS TRIBUNALES
Como periodista, escribió sobre tres campos informativos bien distintos. Durante muchos años cubrió en el vetusto Palau de Justícia innumerables juicios que le mostraron el lado más oscuro de la vida. Durante el embarazo de su único hijo, Ferran, seguía acudiendo puntualmente a los juicios, que aderezaba con la masiva ingestión de anchoas de un bar frecuentado por la prensa de sucesos. Mercè cubrió también en Madrid los juicios del 23-F, y en Barcelona, el caso de Banca Catalana, que acabaron de curtirla como especialista en desbrozar asuntos legales y consolidaron su prestigio como profesional insobornable.
Pero a pesar de codearse a diario con la miseria humana, logró vacunarse contra el escepticismo y se implicó en asociaciones de apoyo a presidiarios, a inmigrantes, a discapacitados y, en general, a los marginados de la sociedad. Durante las tardes en la redacción era habitual escuchar a Mercè atender por teléfono con paciencia infinidad de casos de auténticas calamidades –desde desahucios hasta malos tratos a mujeres–, denuncias por mobbing y programas de reinserción social. En el diario se convirtió en aliada y defensora de los derechos de los más desfavorecidos y se ganó la confianza y el respeto de colectivos en lucha como los de gais y lesbianas.
Después se dedicó a los temas medioambientales, de los que fue pionera en la prensa barcelonesa. Los simultaneaba con asuntos sociales, cartera que no pudo dejar del todo porque era ya una referencia en los organismos del ramo y porque se trata de un ámbito periodístico que da poco brillo en las redacciones. Trató los temas de medioambiente con rigor, fustigando a la Administración cuando detectaba fallos y poniendo en cuestión informes oficiales en los que detectaba partidismo.
Mercè tenía siempre la sonrisa en los labios pero defendía sus argumentos con vehemencia, incluso con tozudez, sin ceder un ápice cuando creía que tenía razón. De probada independencia, conservaba un espíritu libertario y renegaba de los excesos de la sociedad consumista, del frívolo despilfarro que contrastaba con su austeridad. Disfrutaba escribiendo y le costó acostumbrarse a redactar sin encender uno de sus pitillos de tabaco negro. Trabajó con dedicación 12 horas al día y en sus momentos de descanso se refugiaba con su marido, Bartomeu, en su masía del Garraf, donde ensa-
yó algunos de sus temas de interés, como el ahorro en el consumo de agua. Confiaba en las nuevas generaciones de periodistas. Con su habitual generosidad, creía que harían un trabajo mucho mejor que el de su generación.

LOS PREMIOS
Mercè inició su carrera profesional en 1975 como corresponsal de L’Hospitalet de La Vanguardia. Entre 1979 y 1981 trabajó en Radio Olot y después en el diario Avui hasta su incorporación a El PERIÓDICO. En los últimos años recibió diversos premios a su trayectoria profesional. Entre ellos, el Premi Solidaritat que concede el Institut Català de Drets Humans (ICDH), el Premi 1978 de la comunidad de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales y el Premio de Bienestar Social del Ayuntamiento de Barcelona.
En diciembre pasado recibió el homenaje Ofici de Periodista que concede el Col.legi de Periodistes. Fue su última aparición pública, durante la que disfrutó muy contenta de la compañía de antiguos y nuevos colegas. En su discurso, casi una despedida, Mercè habló con entusiasmo de su profesión, del «ve y cuéntalo» que resume la esencia del informador de calle. Sus compañeros de redacción echaremos de menos su espíritu crítico e insobornable, su sonrisa sincera, su actitud generosa y positiva hacia las dificultades de la vida.

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