La deuda pendiente con las personas trans en España: Reconocimiento y reparación

En la transición de la dictadura franquista a la democracia en España, se esperaba un cambio radical en la sociedad, una ruptura con el pasado opresivo y la apertura hacia un futuro de igualdad y libertad para todos. Sin embargo, para las personas transgénero, esa transición no significó el fin de la discriminación y la exclusión social. Las últimas infancias trans de la dictadura franquista, hoy en día entre los 50 y los 80 años de edad, son testigos de una historia de marginalización y sufrimiento que persiste hasta nuestros días.

Estas personas transgénero, que vivieron su infancia bajo la sombra de la dictadura, experimentaron una doble opresión: la represión del régimen autoritario y la negación de su identidad de género. La falta de reconocimiento y apoyo para su verdadero ser las obligó a vivir en la clandestinidad, enfrentando el estigma y la discriminación en silencio.

Con la llegada de la democracia, se esperaba un cambio positivo en la situación de las personas trans. Sin embargo, las primeras juventudes trans en esta nueva era democrática continuaron enfrentando barreras y obstáculos en todos los ámbitos de la vida. La discriminación laboral, la falta de acceso a la educación y la atención médica adecuada, así como el acoso y la violencia en la vida cotidiana, siguieron siendo una realidad para muchas personas trans en España.

Hoy en día, estas últimas infancias trans, que ahora son personas mayores, se enfrentan a condiciones precarias y exclusión laboral debido a décadas de discriminación sistémica. Muchas de ellas viven en la pobreza, sin acceso a una jubilación digna ni a los servicios básicos que merecen como ciudadanos.

Es imperativo que el Estado español reconozca la deuda histórica que tiene con estas personas trans y asuma la responsabilidad de reparar el daño causado. Esto implica ofrecer disculpas públicas por el trato discriminatorio y la exclusión sufrida durante la dictadura franquista y en los primeros años de la democracia. Además, se requieren medidas concretas para garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para las personas trans en todas las etapas de la vida.

El reconocimiento legal de la identidad de género, la implementación de políticas inclusivas en áreas como la educación y el empleo, así como la sensibilización de la sociedad son pasos fundamentales hacia la construcción de una sociedad más justa e igualitaria para todas las personas, independientemente de su identidad de género.

En resumen, es hora de que España reconozca y repare las injusticias históricas cometidas contra las personas trans, especialmente aquellas que vivieron su infancia durante la dictadura franquista y que ahora enfrentan condiciones precarias en su vejez. La igualdad y la dignidad de todas las personas, independientemente de su identidad de género, son valores fundamentales que deben ser protegidos y promovidos en una sociedad democrática y justa.

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